Tienen un brillo muy característico, y, en general, es un placer regalar o recibir de regalo una joya hecha con diamante, esmeralda, rubí o zafiro, que son consideradas gemas preciosas. Hay otras gemas también utilizadas en joyería. Hay otras gemas que se les quedó el nombre de semipreciosas, como el jade, el amatista o el cuarzo.
Una de las razones por la que se usan en joyería es que presentan un brillo muy peculiar, y, en términos simples, se ven bonitos.
La razón de este brillo se remonta a lo que pasa si hacemos un zoom a estas joyas. Más zoom, más zoom, tanto zoom o incluso más que si observáramos granos de arena en un microscopio. Si nos asomamos al mundo de tamaños ligeramente superiores a las moléculas, podremos observar que tienen una estructura muy ordenada, en donde en fragmentos del material las moléculas se orientan en una dirección. A este arreglo periódico de las moléculas se llama estructura cristalina, y a los materiales que presentan esta estructura se les llama cristales.
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