Cruzando los Alpes: Aníbal y la Química

Los días de verano en Novo Cartago (España) eran calurosos y húmedos. La fresca brisa del Mediterráneo, hacía aflorar recuerdos de su niñez, recordando los deliciosos dátiles, el olor a sal y la extensión del desierto.

Había llegado la hora de vengar a su amada patria. Los romanos estaban enterados, los espías eran tan eficientes que no solo descubrieron los planes de su hermano Asdrúbal, también eran letales asesinos.

Con un ejército de más de cuarenta mil hombres a pie, doce mil montados a caballo y varios elefantes de guerra, avanzó rumbo a Roma. Grandes polvaredas se levantaban de las columnas de infantería, caballería y elefantería.

Image

Elefante de guerra

El senado romano, había anticipado una posible invasión a la península itálica. Tomaron serias decisiones: nombraron generales, reclutaron tropas y hasta decidieron en donde querían batirse con los cartagineses.

Los ejércitos romanos estaban a la espera, la tensión se sentía en el aire, en cualquier momento combatirían a muerte. Algunos pelearían por la fama inmortal, el botín y la gloria; para otros sería por cuestión de lealtad, honor y reivindicación.

Algo extraño estaba sucediendo, había transcurrido ya un año sin que las noticias de los espías cambiaran en algo. “Aníbal avanza hacia Roma” Pero los romanos tenían en todos los caminos posibles, guarniciones y vigías.

Image

Aníbal Barca

Bien sabía que los romanos los emboscarían en los caminos, así que decidió hacer el suyo. Internándose en la Galia Cisalpina (Sur de Francia), subyugó a los aliados romanos y silenció a los espías. Cruzó pantanos, y en uno de ellos perdió un ojo, mas esa pérdida no logró que Aníbal perdiera de vista su objetivo: Los Alpes.

Los Alpes son una magnífica barrera natural, pareciera que la madre naturaleza había levantado tan formidable defensa para salvaguardar Roma. Entre peñascos y desfiladeros, sus hombres avanzaban penosamente, pues no sólo el clima era inclemente con ellos, sus alimentos comenzaron a escasear, sus vinos se avinagraron y sus formidables elefantes perecían uno a uno.

Había llegado muy lejos, no podía dar marcha atrás. La situación era alarmante, no solo tenían escasez de víveres y enfermedades, tal parece que el destino ha preparado una amarga jugarreta. Podía ver Italia, está muy cerca, solo una pared sólida de roca lo separa.

Su ejército podría picar la roca y hacerse una rampa, mas el tiempo apremia. Sus sabios tienen la solución: ¡Derretir la roca! Mando a recolectar todo el vino avinagrado, buscar y traer todo aquello que sirviera para alimentar una hoguera. En menos de una semana, los cartagineses lograron hacerse de un descenso de las montañas. El precio que pago Aníbal fue muy alto… De los hombres a pie, sobrevivieron veintidós mil soldados, ocho mil jinetes y de ochenta y ocho elefantes, solo treinta y siete lograron cumplir con la travesía.

Ahora los romanos tienen miedo, Aníbal ha traído la guerra a su tierra: Italia.

¿Qué les pareció la entrada de hoy? ¿Sería posible derretir la roca? Si bien, las pocas fuentes históricas no se ponen de acuerdo si fue verídico o no. Dejando de lado la discusión, ¿Qué dicen los científicos al respecto? La respuesta es: ¡si es posible!

Resulta que el vino tiene el compuesto químico favorito de todos los chavos: El etanol. Toda bebida alcohólica posee etanol, ya sea en grandes cantidades, como el vodka o whisky; o en pequeñas cantidades, como algunas cervezas. Resulta que si el vino está mal tapado, o tiene un corcho que permite el paso del aire, el oxígeno hace de las suyas y oxida al etanol. De esta manera, el etanol se vuelve ácido acético (químico característico del vinagre)

Image

Etanol... Cualquier parecido con el mejor amigo del hombre, es pura coincidencia

Y por casualidades del destino, las rocas de los Alpes, están compuestos mayoritariamente por carbonatos de calcio. Cuando el vinagre es vertido sobre las rocas calientes (de ahí el porque necesitaban hacer una hoguera) ¡empiezan a desmoronarse por completo!

Image

Ácido Acético

Es más, pueden hacer el famoso volcancito que han visto en las películas, en donde mezclan bicarbonato de sodio con vinagre, ¡y su volcán entrará en erupción!

Y a eso súmenle la fuerza de trabajo de más de veinte mil hombres y las rocas ablandadas por la reacción química, lograron hacerse de una rampa que les permitió el descenso de los Alpes. Tal vez nunca sabremos si en verdad sucedió, pero al menos tiene cierta base científica que indica, en teoría, haber sucedido.

Si lo desean, pueden leer acerca de este hecho en el libro de Tito Livio (en inglés)

Livy, SECOND PUNIC WAR, Book 21 – 25, Translated into English with notes by Alfred John Church and William Jackson Brodribb (1883)

http://books.google.com.mx/books/about/Livy_books_xxi_xxv.html?id=_Mw_AAAAYAAJ&redir_esc=y

IMÁGENES

=Por orden de aparición=

[1] Comic History of Rome p 173 Hannibal crossing the Alps.jpg – Wikimedia Commons – Dominio Público – URL: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/2/21/Comic_History_of_Rome_p_173_Hannibal_crossing_the_Alps.jpg/482px-Comic_History_of_Rome_p_173_Hannibal_crossing_the_Alps.jpg

[2] HannibalTheCarthaginian.png – Wikimedia Commons – Dominio Público – URL: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/76/HannibalTheCarthaginian.png

[3] etanol.jpg – http://www.biodieselspain.com/2007/03/06/brasil-asesorara-a-mexico-en-produccion-de-etanol-y-biodiesel/

[4] 015d.jpg – http://www.alonsoformula.com/organica/mol46.htm

Un comentario el “Cruzando los Alpes: Aníbal y la Química

  1. Aaaah uno de mis libros favoritos es «Aníbal, el orgullo de Cartago», de David Anthony Durham (lo recomiendo mucho). De hecho cuenta muchas de las aventuras a las que haces referencia aquí, incluyendo la de esa roca de los Alpes. Cuando lo leí tuve mis reservas sobre si eso era posible, pero ahora ya que leo esta entrada veo que sí. Bien, en ese caso yo prefiero creer que sí sucedió 🙂

Deja un comentario